Sumidero

Asomo mi cara por el borde de mi vida, dramáticamente suena de fondo una canción ochentona, la mente en blanco, la vista perdida en el infinito, costumbre ritual que me prepara para un proceso de autoanálisis, más bien de propia reprimenda, y se suceden imágenes una detrás de otra, recorren la visión de mi mente, no hacen ruido pero ensordecen, giran, se repiten, inconexas, desordenadas, azarosas, desfilan personas, las que vi y no volveré a ver, las que no he vuelto a ver y quisiera ver, y desfilan situaciones, las que viví, las que quisiera vivir, lo que no he hecho, y luego los sueños los que me recuerdan a veces lo cansado que puede estar uno de perseguirlos y no alcanzarlos; pasan alegrías y desilusiones, pasan solas o junto con el retrato mental de alguien q marcó mi vida, amores y desamores todos mezclados e inseparables. Necesidad de un abrazo. Lagos en vez de ojos, desierto en la garganta, el peso de montañas en los tobillos y muñecas. Indefenso en la mente, inmóvil, con el peso en las extremidades, y el cansancio en los ojos, gira tu imagen por encima de todas, todas en un vórtice, todas se hunden en el mismo punto, y salen de la tuya más imágenes no nuevas, Asia, té, jardín, Ferrero Rocher, duraznos... Todas se pierden el mismo punto en el mismo sumidero, ahí donde creo que está también buena parte de mi cordura. Es hora de dormir, de descansar, cierro los ojos y sigo oyendo la vieja melodía "if you’r lost you can look and you will find me, time after time" y por fin pienso y concluyo: el tiempo es mal sanador...